miércoles, 4 de agosto de 2010

Diario de un viaje a California II

Es triste estar lejos cuando tu equipo preferido se juega algo importante. Y más aún cuando lo que viene es una derrota. Con la frente en alto, pero derrota al fin y al cabo. No de esas que duelen, porque el equipo hizo una gran campaña en Copa Libertadores, más allá de lo que todos esperaban, llegando a las semifinales después de catorce años. Sin embargo, algo de ilusión teníamos todos. Porque se había empatado en México y había que definir en el "Pasional". Pero Chivas fue más certero. Mató cuando tuvo que matar y el 0-2 se hizo irremontable. La U pudo empatar el duelo, pero el travesaño dos veces y una gran tapada del arquero a un zurdazo de Montillo, en los descuentos del primer tiempo, impidieron que el desarrollo del duelo hubiese sido distinto. Otro gallo cantaría, pero entraríamos en la ciencia ficción. Chivas hizo su negocio y mereció pasar a la final. Para la historia quedarán los pésimos primeros veinte minutos de la U, el mejoramiento del juego en la segunda parte de la primera fracción que pudo significar emparejar el marcador y el segundo tiempo que fue signo del fútbol que faltó para merecer mejor suerte. La U tocó techo en la Libertadores y la hinchada ya piensa en la próxima Sudamericana y en la Libertadores del 2011, soñando con seguir haciendo buenas campañas internacionales.

El día que jugaba la U en Santiago de Chile, como queriendo encontrar un signo literario en la vida cotidiana, caminaba por las apacibles calles de Irvine, rumbo a la Universidad de California, y de pronto una ardilla saludaba con su cola. Como queriendo encontrar un signo mágico en la realidad, pensaba que esto podría significar dos cosas: una premonición positiva o una premonición negativa. O la Ardilla Montillo era la figura del partido y ayudaba a la U clasificar a la final por primera vez en su historia o el partido con Chivas significaba su despedida. Al final, botando toda posibilidad de magia dentro de la realidad, toda ilusión, resultó esto último. Montillo se retiró de la U con honores, con el canto agradecido de la hinchada, según se apreciaba en la transmisión por Internet y en la transmisión online de Cooperativa, y su llanto reflejaba en parte algunas de las cosas profundas que se dan cuando un jugador se pone la camiseta azul. Su identificación con los colores es una pequeña muestra más de la pasión que genera nuestro querido club. Los hinchas azules echaremos de menos su calidad como futbolista y como persona y le agradecemos todos los buenos momentos que nos hizo pasar. El Apertura 2009, los cuartos de final de la Sudamericana del mismo año y las semifinales de la Copa de este año se deben, en gran medida, al gran aporte de este excelente jugador. Será muy difícil encontrarle un reemplazante, tarea urgente para seguir peleando por cosas grandes.

California es un excelente lugar para estudiar y trabajar. Pero cuando el equipo de tus amores se juega cosas importantes y tú no puedes estar cerca, de pronto todo se vuelve medio tristón y nostálgico, pensando en cómo estarán los millones de hinchas azules pasando estas horas de término de una gran ilusión. Será para la próxima. Los hinchas azules seguiremos estando al frente, acompañando al equipo en las buenas y en las malas, sin que la distancia merme el sentimiento, cada vez más grande, cada vez más alocado, cada vez más fuerte.

1 comentario:

  1. Claudio:
    qué ganas de haber compartido contigo la noche tensa del Nacional, del nuevo Nacional, ese con butacas rojas que, a diferencia del estadio del archirrival, no tienes que trepar para ver bien la cancha. De hecho, ayer me quedó más que claro (antes ya lo tenía, en todo caso) que las críticas de cierto arquitecto consejero del dislálico de la banda presidencial, eran puras leseras. El estadio está de lujo.
    Fue triste el partido, gris, pobre, ni siquiera salimos con pena (pena por Montillo, sí, por la lesión de Olarra, por el error de Pinto, que termina ensuciando las cuatro o cinco tapadas imposibles que nos salvaron de una goleada), sino con rabia. Nos eliminó un rival efectivo, pero nada del otro mundo, como diría Hahn.
    Te echamos mucho de menos en el Nacional, nos faltó repetir el grupo del Santa Laura.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar