lunes, 10 de agosto de 2009

Ha muerto Alfonso Calderón

Ha muerto Alfonso Calderón. Siento que con él se va una época. Aún quedan algunos próceres como Pedro Lastra, pero se ha ido uno de sus mejores espadines.

Tuve la suerte de que me hiciera clases. Lo recuerdo como un excelente profesor. Muy ameno, despierto y de una memoria increíble. El último memorioso de la literatura, leí por ahí en una nota necrológica. Sí, sin duda. Era impresionante escucharlo hablar de calles, lugares, personajes reales y ficiticios de la vida santiaguina de otra época, que me recuerda más a mis padres y abuelos que a este presente desmemoriado, que rehuye de los antepasados. Era agradable escucharlo hablar también sobre la literatura colonial y la testimonial y autobiográfica. Si bien lo conocí poco, apenas un semestre, lo que más recuerdo es su estampa de literato ameno, conocedor, un gran conversador, lúcido y muy inquieto, de un vigor y una pasión desbordantes.

Siento que hacen falta más escritores como Alfonso Calderón. Su trabajo de difusión de la literatura como profesor, editor, prologuista y antologador ha sido extraordinario. Su trabajo de difusión de la lectura a nivel escolar es precioso, tiene la marca del maestro que quiere a sus alumnos. Los libros pequeños de la Editorial Quimantú marcó a varias generaciones, quienes encontramos en esos librillos grandes joyitas de la literatura universal a bajo precio, para el alcance de todos. Sus libros de memorias de ciudades como Valparaíso y Santiago también son testimonios de nuestro pasado, de lo que fuimos y tal vez debiéramos reconsiderar.

No me gustan, en lo personal, las notas necrológicas. Pero da pena cuando uno siente que ha partido alguien que deja un gran vacío, cuando fallece un escritor y profesor en algún minuto de tu vida, bien cercano, uno recuerda varios momentos únicos, inigualables, que también parten a lo lejos, para difícilmente ser recuperados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario