miércoles, 4 de marzo de 2009

A partir de Claroscuro, de Gonzalo Millán


Creo que lo bello no es una sustancia en sí sino tan sólo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producidos por la yuxtaposición de diferentes sustancias. Así como una piedra fosforescente, colocada en la oscuridad, emite una irradiación y expuesta a plena luz pierde toda su fascinación de joya preciosa, de igual manera la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra.
Junichiro Tanizaki.

Claroscuro: Arte de disponer en una pintura el contraste de luces y sombras. Aplícase concretamente al modo de destacar figuras iluminadas sobre un fondo oscuro.
Contratapa del libro.


Estos textos corresponden, respectivamente, al epígrafe y la contratapa del libro de Gonzalo Millán, Claroscuro (2002), premio a la mejor obra poética inédita del año 2000, de acuerdo al Consejo Nacional del Libro y la Lectura.

Gonzalo Millán es un poeta chileno fallecido hace unos meses, conocido por sus obras que mezclan plástica y poesía y especialmente por un excelente libro publicado en 1979: La ciudad, y que fuera reeditado, entiendo que con leves cambios, en 1994. Su poesía es clara, nítida y rotunda. Se nota allí un gran trabajo de bonsai. Su primer libro, Relación personal, de 1968, forma parte del grupo de textos sobre los cuales estoy investigando las representaciones de infancia en poesía.

Pero me interesa hablar aquí de Claroscuro como un excelente modelo de una acción lingüística llamada écfrasis. ¿What? ¿Écqué? ¿Qué diantres significa esto? Humildemente, yo tampoco lo sabía hasta que leí un artículo sobre este libro. Es muy simple. Se trata de una realización lingüística que expresa o intenta expresar la representación o recreación verbal de una obra pictórica. Facilitando el asunto: es cuando escribimos descriptivamente lo que muestra un cuadro. Es como lo que hace Manuel Puig, por ejemplo, en The Buenos Aires affair, con la descripción de un cuadro de San Sebastián herido por múltiples flechas.

Aquí, lo mismo, pero con cuadros de Zurbarán y Caravaggio, obras que, por cierto, no aparecen reproducidas en la edición de RIL y que motivó, también por cierto, que averiguara sobre ellos. Y hay uno que especialmente llama la atención. El que está arriba. Es del pintor español Francisco de Zurbarán, fue pintado en alrededor de 1630, y representa a Santa Águeda. Otra vez: ¿Santaquién? Sí, Santa Águeda, una joven virgen a quien un malévolo hombre no pudo desflorar y en venganza le cortó los pechos, en una suerte de cuasifemicidio. El cuadro, como pueden ver, representa a la mujer con sus pechos cortados sobre una bandeja.

¿Y qué dice Millán? Dice:

Primera Visión (1)
La santa es una joven delicada
de mutilados pechos
vestida con boato, púrpura,
morado, negro y dorado.
La joven muestra el símbolo
de su martirio: los pechos
flotando sobre la sangre
que recoge una bandeja.

Esta sección del libro consta de trece poemas de este corte. En otro señala:

Transparencia de la Santa Mariposa (3)
La transparencia está fija en la pantalla
como una alucinación sumisa
o un dócil espejismo
La santa salta de la luz a las tinieblas
una y otra vez avanza y retrocede
de las tinieblas a la luz gira
en el carrusel de la luz a las tinieblas
Va y viene de la máquina de la sala
del claustro de los Bojes al Museo Fabre,
del simulacro a la blanca y vacía pantalla.
Permanece allí quieta por un rato
desplegándose temblorosa.
El manto púrpura que la envuelve
con sus sangrientos lazos
le da alas de dañada mariposa.

Estas son solo algunas muestras de un poemario bastante más extenso y que gira, como un rubik, sobre un mismo centro, retomado desde diversos ángulos y puntos de vista. Una especie de cubismo en poesía, con diez o más poemas dedicados a cada cuadro.

Por último, solo algunos apuntes finales muy breves:
Gracias a la técnica del cloroscuro, el rostro y los pechos de la virgen relucen.
El cuadro está colgado en el Museo Fabre de Montpellier, Francia.
Millán murió de cáncer. Bebía veneno de escorpión azul para paliar el dolor de su enfermedad.
Así como San Sebastián es el santo de los homosexuales, Santa Águeda es la patrona de las nodrizas y la auxiliadora de los infantes.





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