miércoles, 30 de diciembre de 2009

Trenes arrumbados

El estadio San Eugenio es uno de los más antiguos de Santiago. Ubicado en el límite entre las comunas de Santiago Centro y Estación Central, muy cerca del Club Hípico y del Parque O´Higgins, pertenece a uno de los clubes fundadores del fútbol profesional chileno: Ferroviarios.

El club, actualmente en Tercera B (Cuarta División), debutó en primera en 1934, una sola temporada, y no volvió sino hasta 1950 tras la fusión con otro histórico como Badminton, pasándose a llamar Ferrobádminton, manteniéndose en la división de honor de manera ininterrumpida hasta 1964, año en que descendió para volver el 66 y nuevamente bajar para nunca más volver. Después de su último descenso volvió a retomar su nombre original y así se ha mantenido hasta ahora, más bien en las penumbras. Pero algo no menor en un fútbol históricamente pobre como el nuestro fue el hecho de ser uno de los pocos clubes en tener estadio propio gracias a sus dueños, EFE, la Empresa de Ferrocarriles del Estado. Según la página web http://www.3division.cl/, este tuvo capacidad para treinta mil personas, cosa que pongo en duda, aunque revisando algunas antiguas revistas Estadio se nota que por las fotos albergaba al menos a quince mil. Así también me lo dijo alguna vez mi padre.
En sus mejores épocas el club tuvo una gran base social en los trabajadores de las maestranzas, los conductores de trenes y la gente del barrio cercana a la estación, quienes no solo disfrutaban de las instalaciones deportivas que incluían una piscina, sino que también formaban parte de otras ramas deportivas como el básquetbol. Pero como un viejo enfermo, el club fundado en 1916 lleva una larga agonía sin poder resucitar viejas glorias. Hoy son apenas unos pocos los que sobrellevan a un equipo tildado, junto a Magallanes, como el "último romántico" del querido fútbol chileno, con un estadio que producto de un incendio hoy solo puede albergar a mil doscientas personas en muy precarias condiciones, con un armazón de madera que apenas se sostiene.

Pensar en un club como este es dar cuenta de la realidad de muchos otros que apenas sobreviven el día a día. Es hablar de pobreza, orgullo y pasión. Pero Ferroviarios siempre fue algo especial. Alguna vez representó la modernidad de los trenes que bordeaban la zona urbana de un Santiago más provinciano. Alguna vez representó la promesa de una empresa estatal pujante que le proporcionaba a sus trabajadores espacios de encuentro y esparcimiento. Pero por sobre todo siempre estuvo rodeado de un halo romántico, de ese que solo los trenes con sus vagones cansados pueden dar.

El CDF, el Canal del Fútbol dueña de los derechos de transmisión del fútbol chileno y cuyos propietarios -en un alto porcentaje- son los propios clubes profesionales (un modelo de negocios único en el mundo, según la revista Qué pasa y que ha sido muy exitoso por las altas rentabilidades, producto del medio millón de abonados con que cuenta hasta la fecha), hace algunos años puso en el aire un programa llamado Con Ferro en el corazón, muy en el estilo de Atlas, la otra pasión de Fox Sports. Gracias a este, muchos se acordaron que Ferro todavía existe y que aún representa a un sector social de la ciudad de Santiago, acotado y silencioso, rodeado de rieles y eternamente en crisis como la empresa de ferrocarriles. Gracias a este programa que bordea la nostalgia muchos recuerdan que alguna vez la camiseta amarilla y negra fue protagonista de grandes jornadas. De lo contrario, en un mundo competitivo como el de hoy, donde solo sobreviven los ganadores y los perdedores desaparecen, el club estaría en el más absoluto de los olvidos.

Mi padre decía que San Eugenio era el estadio más helado de Santiago. Lo corroboré un día de agosto de 1999 cuando en una tarde muerta decidí ir por primera vez al mítico recinto para advertir en terreno el verdadero romanticismo futbolero. El recuerdo lo tengo fresco. Sentado en uno de los viejos tablones doblados por el tiempo presencié junto a quinientas personas un partido de Ferro con Deportes Copiapó (en ese entonces la primera SAD, Sociedad Anónima Deportiva) por el campeonato de tercera división. Recuerdo haber pagado 500 pesos por la entrada y haber presenciado un gran partido de fútbol amateur, lleno de las ganas y el coraje que muchas veces le faltaba a los jugadores de las divisiones mayores. Todo ese entusiasmo y amor por el fútbol que trasmitían los jugadores alcanzaba para levantar la pasión de los viejos hinchas, y algunas mujeres y niños. Las banderas, mantas, termos, cigarros y algunas cajas de vino alcanzaban para alegrar la tarde dominguera de un Santiago aún con la resaca de la crisis asiática. Al caer la tarde, el viento que provenía del sur y que se colaba por la Maestranza, efectivamente hacía remolinos en los pies y generaba una humedad en las narices similar a la que se produce en los perros.
Por estos días decidí volver para dejar registro fotográfico de una ruina. La presidenta Bachelet ha anunciado la construcción de la línea 6 del Metro y San Eugenio será una de sus estaciones. Quizás las retroexcavadoras modifiquen el mapa urbano. Se hacía necesario, entonces, una vuelta antes de todo cambio para fijar en la memoria los últimos vestigios de un pulmón futbolero. El estadio estaba cerrado y las viejas tribunas parecían trenes arrumbados, desnudos y raquíticos. El barrio parece ser el mismo de hace diez años. De hace cincuenta años. Viejos almacenes y hermosas casas de un Santiago antiguo. A lo lejos se ven las vías férreas que van al Sur. Pese a todo, San Eugenio sigue vivo, en pie, apenas sostenido por la pasión de unos pocos.

4 comentarios:

  1. Cuando yo era joven y en esos tiempo me daba el fisico para jugar campeonatos de tenis, conocí el club ferrobiario, club de tenis que albergaba una cantidad de chicos que jugaban en el deporte blancoque no era tan chica, hablamos de tener unos 15 a 20 niños en la escuela de tenis que no deja de ser. recuerdo que una vez me tocó ir a jugar un partido por esos lados, tome una micro y me baje en bascuñan con pilcomayo, de ahì caminar hasta San Alfonso por donde se entraba al club de tenis, pasando el porton se veian rieles de tren con claras marcas de abandono, uno que otro carro de tren antiguo, una maquina que pasa con dirección a la estación y otra con dirección al sur, tras cruzar las lineas llegamos a las canchas, canchas de arcilla muy bien cuidadas,de muy buena calidad, la gente muy amigable y amena, era un agrado jugar ahi, a pesar de haber ganado al credito local, no hubo una mala palabra o algun mal modo, todo lo contrario, se ve que aun existía en esos tiempos el ambiente de los clubes antiguos, luego de mi partido era el turno de un amigo por lo que me quede y me dí unas vueltas por l club para ver como era y con que otras dependencias contaba y fue ahí donde pude apreciar una cancha de pasto recien regada donde llegaba un equipo a entrenar, el equipo no se quien lo conformaba pero se veía que eranjugadores que se esforzaban por dar lo mejor de ellos, luego de una hora mi amigo termina su encuentro y nos vamos y ambos quedamos con la sensación de que donde estabamos jugando era una especie de oasis en medio del desierto.....

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  2. Hey, muy bueno tu comentario, muy evocativo. De eso se trata un poco esto. Gracias.

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  3. hola.mi nombre es renato y tengo 27 años y creanme que al ver estas fotos mis ojos se han empañado,con un nudo en la garganta quiero expresar que es uno de los lugares mas lindos que pude conocer cuando era niño...yo vivi en ese hermoso barrio por 26 años y creanme que fue donde por primera vez "chutie la pelota"...es hermoso estadio en donde antiguamente habia un tren que le rodeaba si es que no me equivoco...mi abuelo ya fallecido le dedico toda su vida a estas moles de hierro y las historias que el me dejo me las llevare para siempre en el corazon...hay señor...cuantas historias que contar...cuantos personajes importantes pasaron por ahi...cuantos recuerdos de esos pastos...aun recuerdo esos veranos en los que mi madre me retaba por llegar sucio, lleno de polvo y agitado despues de una tarde deportiva,nunca me destaque en el futbol pero ir al estadio san eugenio era panorama del fin de semana, hoy esta deteriorado como si el tiempo le estubiese pasando la cuenta y me da pena,quisiera volver a verlo lleno de vida con mas niños,como en aquellos años cuando no soloo se jugaba a la pelota tambien se realizaban eventos para la familia...me he enterado que hay un proyecto de modernizacion de la maestranza, spero de todo corazon que se pueda cumplir porque hoy,las generaciones actuales necesitan deporte...quiero despedirme enviando un abrazo y un cordial saludo a todos los ferroviarios y a las personas que hacen posible este espacio,a la gente del barrio san eugenio y en especial ami ex calle manuel de amat...por ultimo,agradecerle a dios por darme la oportunidad de haber nacido al lado de tan hermoso lugar.



    Renato vera

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  4. Gracias, Renato, por tu comentario. En lo personal, creo que me hubiera gustado mucho haber pasado parte de mi niñez alrededor de ese recinto. Saludos cordiales.

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